Saturday, July 2, 2016


¡Solidaridad!  #Oaxaca
By:  Kimberly Mooney 


Too often it is forgotten that dissent is an essential part of democracy.  This is especially true when dissenters disrupt what we expect to be our daily routines. The recent murders of striking teachers and their allies in Oaxaca, Mexico is the latest in a long string of actions on the part of government entities that illustrate how far we have yet to go to guarantee even basic civil liberties to all.  



On Wednesday, June 29th, about a week and a half after the most recent acts against the protesters in Oaxaca, a number of my colleagues who work in the Baltimore City Public School System as well as some retired educators from the DMV area joined me in D.C. to protest this and other acts of violent repression, such as the kidnapping and murder of 43 students from the Ayotzinapa Rural Teachers’ College.  One teacher, seeing my post in a teacher group on Facebook about this protest in D.C. questioned why we’d be worried about what’s going on in Mexico when we have problems in our own education system here.  I responded that this is not an either-or situation.  I said that for two reasons:  one, as Martin Luther King Jr. asserted, “an injustice anywhere is a threat to justice everywhere,” and two, this problem IS our problem.

What are some of the things that the teachers in Oaxaca have been organizing against? 
1.  Increased testing to qualify teachers to keep their jobs, which sounds reasonable unless you listen to the teachers from remote, poor, mountainous villages who will tell you they can’t get the education needed to pass these tests.
  2.   Insufficient salaries/benefit packages which politicians will spin as teachers ‘breaking the bank’ out of greed, which might sound true unless you listen to teachers who tell you they only want to stay out of poverty and want raises that will keep pace with rising costs of living and inflation so they can continue to work with children, as they’re committed to doing.
 3.  Excessive testing of students which is often praised as “accountability” but any teacher will tell you that the government makes demands without providing the resources needed to give students the education they’d need to pass the tests, and disregards the impact of these tests on the quality of instruction and the student experience of the learning environment. 

How familiar these issues sound, no?  I’m sure there were other issues too but regardless of the specifics, the teachers in Oaxaca realized that as professionals, they had the obligation to stand up against policies that hurt their students and their communities.  So they organized themselves, and talked to neighbors, and they went on strike.  Many of the issues that brought our Mexican Union brothers and sisters to the point of going on strike are the ones we face here in the U.S.  We are one body of educators and we are all facing governments that have forgotten the education, training, passion, and dedication that teachers bring to their work.  We cannot let them villainize us.  We must continue to build coalitions to overturn systems that dictate from on high how our education systems must be run rather than allowing communities to dictate how their own children should be educated.



As for the outcome of the protest in D.C., employees of the Mexican Consulate and the Mexican Embassy came out and spoke with us and took back with them our statement to the Mexican government, which echoed this statement from the Network for Public Education.  Perhaps more importantly they bore witness to our demand that our own government listen not only to our teachers here regarding U.S. education policy, but also that President Obama address human rights concerns during his meeting with Mexican President Peña Nieto, which was taking place that same day.  Unfortunately, from what has been publicized thus far it sounds like this issue was ignored entirely during the “tres amigos” summit but that is why we must continue to keep the pressure on.  The Mexican citizens we met throughout the day were extremely gratified that we made the 50-mile trek and took the time to speak up for them.  And we hope that, through the magic of social media, our message of solidarity reached the suffering families in Oaxaca that are mourning their dead and that continue to stand strong against unacceptable “reforms” even through their pain and loss.

¡Solidaridad!  #Oaxaca

-Kimberly Mooney
Spanish Teacher, Baltimore City Public School System
Member, Baltimore Teachers Union

Twitter:  @KimberlyMMooney



¡Solidaridad!  #Oaxaca
 By:  Kimberly Mooney

Con demasiada frecuencia, se olvida de que la disidencia es una parte esencial de la democracia. Esto es especialmente cierto cuando los disidentes interrumpen nuestras rutinas diarias. Los recientes asesinatos de maestros en huelga con sus aliados en Oaxaca, México es la última en una cadena de acciones que han cometido entidades de gobierno, y que ilustran cuanto más hay que hacer para garantizar las libertades civiles para todos.

El miércoles, 29 de junio, una semana y media después de los más recientes actos en contra de los manifestantes en Oaxaca, mis colegas y yo (del Sistema de Escuelas Públicas de la Ciudad de Baltimore), con algunos educadores jubilados de la zona DMV, nos reunimos en Washington D.C. para protestar en contra de éste y otros actos de la represión violenta, como el secuestro y el asesinato de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa (que ofrece formación para profesores de educación primaria).  Una maestra vio mi post en un grupo de profesores en Facebook acerca de esta protestación en D.C., y cuestionó por qué estaríamos preocupados por lo que estaba sucediendo en México cuando teníamos problemas en nuestro propio sistema de educación aquí. Respondí que esta no era una situación excluyente. Dije que estaríamos preocupados por dos razones: una, como Martin Luther King Jr. afirmó, "una injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia en todas partes", y dos, este problema es nuestro problema.

¿Por qué están protestando los maestros de Oaxaca?
1.  Están en contra de los exámenes nuevos propuestos para calificar a los profesores para que puedan mantener sus puestos, lo cual suena razonable, a menos que se considere los maestros de los pueblos remotos, pobres y montañosos que dicen que no pueden obtener la educación necesaria para pasar estas pruebas.
2.    Quieren salarios adecuados y préstamos que los políticos llaman “de maestros consentidos” lo cual puede parecer verdadero a menos que se escuche a los maestros que dicen que sólo quieren mantenerse fuera de la pobreza y proponen que se siga al ritmo de costos de vida y la inflación para poder continuar a trabajar con los niños, como están comprometidos a hacer.
3.  Luchan en contra de la examinación excesiva de estudiantes que a menudo se elogia como "responsabilidad," pero cualquier maestro puede señalar que el gobierno hace demandas a) sin aportar los recursos necesarios para que los estudiantes tengan la educación necesaria para calificar en los exámenes y b) ignorando el impacto de estos exámenes sobre la calidad de la enseñanza y el ambiente de aprendizaje.

Suenan muy comunes estos temas, ¿no? En el caso de los maestros en Oaxaca, estoy segura de que también habían otras cuestiones, pero además de los detalles, queda claro que los maestros de Oaxaca se dieron cuenta de que, como profesionistas, tenían la obligación de plantarse ante las políticas que perjudicaban a sus alumnos y sus comunidades. Se organizaron, hablaron con sus vecinos e hicieron huelga. Muchas de las cuestiones que llevaron nuestros hermanos y hermanas de los sindicatos al impulso de hacer huelga son las mismas que enfrentamos aquí en los Estados Unidos. Somos un colectivo de educadores y estamos todos en frente a los gobiernos que se han olvidado de la educación, la formación, la pasión y la dedicación que los profesores aportan a su trabajo. No podemos permitir que nos denigren así. Debemos continuar construyendo coaliciones cuyo propósito es revertir los sistemas que dictan desde arriba cómo deben ser nuestros sistemas educativos en vez de permitir que las comunidades dicten cómo sus hijos deben educarse.

En cuanto a los resultados de la protestación en D.C., unos empleados del consulado mexicano y la Embajada de México salieron para hablar con nosotros y se llevaron nuestra declaración al gobierno mexicano, que reflejaba esta declaración de la “Network for Public Education”. Lo que tal vez sería lo más importante es el hecho de que estas personas escucharon durante que exigimos que nuestro propio gobierno nos escuchara con respeto a la educación en los Estados Unidos y que presidente Obama abordara las preocupaciones de los derechos humanos durante su reunión con el presidente mexicano Peña Nieto, que estaba tomando lugar el mismo día.  Lamentablemente, de todo lo que se ha publicitado hasta el momento, parece que este tema fue ignorado totalmente durante la Cumbre de Líderes de América del Norte pero por esta misma razón debemos mantener la presión. Los ciudadanos mexicanos que conocimos durante el día estaban muy satisfechos de que hiciéramos el viaje de 50 millas e hiciéramos el esfuerzo de alinearnos en solidaridad con ellos. Y esperamos que, a través de la magia de las redes sociales, nuestro mensaje de solidaridad haya llegado a las familias en Oaxaca que están de luto por sus muertos y que continúan apoyando la lucha contra de las "reformas" inaceptables, incluso a través de su dolor y su pérdida.

¡Solidaridad!  #Oaxaca

-Kimberly Mooney
Maestra de español, Sistema de Escuelas Publicas de la Ciudad de Baltimore
Miembro, Sindicato de Maestros de Baltimore (Baltimore Teachers Union/BTU)

Twitter:  @KimberlyMMooney

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